Es Navidad, pero hay millones de historias de dolor en el mundo que continúan sacudiendo nuestras conciencias. Cuando parecía que habíamos superado lo peor de la pandemia comenzaron los bombardeos en Ucrania. Desde entonces, el mundo entero sufre las consecuencias de la guerra en el corazón de Europa.
Daryna salió de Dnipro a finales de febrero con los primeros bombardeos y regresó en verano con sus tres hijos pequeños. Su padre y su marido siguen combatiendo lejos de casa y ella no tiene recursos para hacer frente al invierno. “La casa tiene goteras y las ventanas rotas por la metralla; pasamos días enteros sin calefacción y sin agua caliente, y otros no queda nada en los supermercados. Hace demasiado frío para los niños y sólo queremos que la guerra termine ya”, asegura.
Por este motivo, los misioneros salesianos, ayudados por las Procuras misioneras y las ONG salesianas, continúan adelante con la campaña Emergencia Ucrania. Combatir el frío con el reparto de ropa aislante y de abrigo y ayudar al acondicionamiento de los hogares, espacios colectivos y colegios son las prioridades en los últimos meses.
“Esta Navidad nos acordaremos de la pasada, cuando estábamos todos juntos celebrándola. Las circunstancias han cambiado, pero no perdemos la esperanza de que el Nacimiento de Jesús nos traiga la paz y volvamos a estar unidos”, comenta Daryna.
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